La vida de Duncan (Ken Marino) es una mierda.
Atormentado por un jefe manipulador y fraudulento (Patrick Warburton), una madre irritante (Mary Kay Place), un padre holgazán de la Nueva Era (Stephen Root), y una encantadora pero estresante mujer (Gillian Jacobs), va acumulando estrés que se convierte en una reacción gastrointestinal.
Sin ideas y en las últimas, Duncan busca la ayuda de un hipnoterapeuta (Peter Stormare), que lo ayuda a descubrir la raíz de su dolor de estómago: un demonio del tamaño de una pinta que vive en su intestino y que, detonante de una ansiedad excesiva, se ve obligado a salir y acabar con la gente que le ha enfadado.
Duncan intenta hacerse amigo de él y que no ataque a la persona que no debe.
Lo nombra Milo e intentará que mantenga su apetito a raya.
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